Necesitaba un fontanero, así que busqué uno, no soy de los que tiene uno fijo, por lo que decidí llamar a uno que me gustara. Recordaba haber visto varias veces a uno que estaba impresionante en su furgoneta de trabajo, así que fui a verlo a su fontanería. No entré, lo vi en su taller cargando herramientas en su vehículo, apunté el teléfono y decidí que luego lo llamaría. Un par de días más tarde iba a librar en el trabajo y decidí que sería un buen día para hacer los arreglos en casa. Llamé por teléfono y me contestó una mujer, le expliqué mi problema y le dije que si podía venir el fontanero ese jueves porque era el único día que tenía libre, consultó la agenda y me dijo que si que podía, así que me pidió los datos y colgó. La rotura era en el grifo del lavabo, era algo sencillo, pero no me apetecía hacerlo a mi por lo que pudiera pasar.
Había quedado en que el fontanero vendría sobre las doce de la mañana, por lo que a eso de las once me metí en la ducha, estaba enjabonándome cuando sonó el timbre, me puse la toalla en la cintura y fui a contestar, como tengo video portero vi al fontanero en la pantalla, tendría unos sesenta años, gordito, con un bigote casi blanco muy poblado, la cara redondeada y un cuello grueso de esos que dan aspecto de fortachón. Al contestar me preguntó si me venía bien en ese momento, que le había fallado un cliente y se había adelantado una hora, pero que si no me venía bien volvía mas tarde. Inmediatamente le dije que subiera, yo volví a la ducha y dejé la puerta abierta para que entrara. He de decir que el baño da al pasillo enfrente de mi despacho, conforme avanzas por el pasillo la puerta del baño queda a la derecha y al entrar en el baño hay un lavabo a la izquierda con un espejo muy grande, el váter enfrente y a la derecha la bañera. Con esta distribución, al entrar por el pasillo el fontanero lo que vio fue mi reflejo, totalmente desnudo en el espejo del baño, yo lo vi por el rabillo del ojo mirándome e hice como si no me hubiera dado cuenta, tardó unos segundos en reaccionar y entonces vi que se dio la vuelta, volviendo hasta la entrada y desde allí dijo:
- ¿Se puede?
- ¡Si, pase!, estoy aquí. - Lo vi por el espejo al principio del pasillo como si no se atreviera a pasar, así que tuve que volver a decirle que pasara. Avanzó hasta tenerme en su campo de visión, me miró durante unos segundos sin darse cuenta de que yo lo miraba de reojo.
- Ah! le he cogido en la ducha, no se preocupe, si lo prefiere vuelvo mas tarde.
- No, tranquilo, no me molesta, pase si quiere y le explico cual es el problema.
- Da igual, espero que termine. - y dicho esto se puso en un lado del pasillo casi fuera de mi ángulo de visión - ¿está solo?
- Si - la pregunta me sorprendió un poco pero no le di mayor importancia, sabiendo que me estaba viendo dediqué mi tiempo a enjabonarme un poco más sensualmente ya que me estaba poniendo cachondo solo de pensar que me estaba observando aquel hombre tan sexy. Le veía solo un poco, se había puesto a un lado del pasillo y solo le veía medio cuerpo, pero de vez en cuando notaba como movía la cabeza para verme mejor. Yo estaba empalmado y restregármela con el gel lo único que conseguía era ponérmela más dura, cada vez que la rozaba me gustaba más, poco a poco iba cogiendo un ritmo más regular con lo que ya casi me estaba haciendo una paja, tremendamente excitado por el voyeur que tenía en el pasillo. Tenía que hacer que entrara pero no sabía cómo. Decidí hablarle de la avería a ver por donde salía:
- El grifo que hay que arreglar es este, seguramente será una tontería pero pierde agua y lo moja todo. - el se movió un poco hacia el centro del pasillo como para que lo oyera mejor y vi como tenía la mano dentro de su bragueta, ¡Dios mío! eso me puso a mil - pase si quiere, no me molesta y así no pierde usted tanto tiempo por culpa de mi ducha - lo vi dudar y sin pensármelo dos veces añadí - es que yo tardo mucho en la ducha, soy de los que se recrean mucho enjabonándose.
- No se preocupe, a mí también me gusta enjabonarme durante mucho tiempo, entonces si no le importa entro a ver el grifo - cuando entró hizo como si no se diera cuenta de que yo estaba desnudo y empalmado - Es que el día que tengo tiempo me gusta relajarme en la ducha, y cuando uno se relaja tanto pasa lo que pasa - dije con la esperanza de que girara la cara y mirara, y funcionó, al tiempo que lo decía le señalaba mi polla tiesa poniendo cara de "perdone usted", el se puso rojo mientras miraba mi erección y contestó:
- No se preocupe que es normal, con tanto jabón da mucho gusto y a uno se le pone tieso todo, pero no se corte, si quiere meneársela puede hacerlo, si lo prefiere me salgo y cuando termine entro a ver el grifo.
- No, tranquilo, no me molesta que esté usted aquí, total supongo que usted también se la meneará, así que no creo que se asuste. De todos modos ya terminaré luego. - inmediatamente me arrepentí de haber dicho aquello, pensé que no iba a decir nada más y que me tocaría vestirme, pero me sorprendió con su respuesta.
- No debería dejarlo, es malo quedarse a medias y a mí no me importa ver como se da una paja, tiene una buena polla, y esos huevos parece que están a punto de reventar, no sería bueno que los dejara cargados, jaja. - eso hizo que me subiera un escalofrío por todo el cuerpo.
- Bueno, si no le importa, entonces voy a correrme que la verdad es que me apetece mucho. - y empecé a meneármela mientras lo miraba. El parecía no saber dónde mirar e hizo ademán de darse la vuelta, yo quería que siguiera mirando así que añadí - ¿usted también se la menea en la ducha? - se volvió otra vez a mirarme, sus ojos se clavaron en mi polla, yo la restregaba suavemente con un movimiento muy suave, entreteniéndome mucho en el capullo, cogí el bote de gel y dejé caer un chorro en la punta, parecía como si me acabara de correr, entonces arqueé el cuello y se me escapó un gemido, se le notaba la erección bajo aquellos pantalones tan finos, y contestó:
- Me gusta hacer como está haciendo usted, echar gel y restregarlo bien- mientras decía esto vi que se tocaba por encima del pantalón y se mordía el labio inferior, así que le achuché un poco más:
- Pues si le apetece, ahora está a tiempo de desahogarse usted también. – dudó unos segundos y contestó:
- La verdad es que si que me vendría bien, llevo toda la mañana, sudando y sin parar y eso siempre viene bien, - pero como si enseguida se arrepintiera añadió- pero déjelo, en llegar a casa, voy a ver qué le pasa al grifo. – y se dio la vuelta.
Con esa respuesta me desarmó totalmente, pues me parecía muy forzado insistir, debió darse cuenta de que se había cerrado las puertas por qué un poco después me pidió permiso para usar el váter, tenía ganas de mear. Por supuesto no le puse ninguna objeción, además así quedaría de perfil a mí y podría vérsela tranquilamente. Se puso delante del váter y se bajó la bragueta de un tirón, metió toda la mano por la cremallera y se sacó la polla y los huevos, ¡Dios mío! Que hermosa la tenía, unos quince centímetros pero muy gorda, la tenía morcillona, casi dura del todo, tenía todo el capullo recubierto de piel, pero en la punta, supongo que por la erección se le había descubierto un poco. Suavemente el tiró de la piel hasta abajo dejando al descubierto aquel capullo sonrosado, tan bien definido, daban ganas de comérselo. Entonces empezó a mear, la verdad es que como había sido una excusa casi no orinó nada, cuando terminó se la espolsó bien, subió un poco la piel y la volvió a bajar. Tuve que pensar rápido, iba a guardársela y yo tenía que hacer algo, así que le dije:
- Pues usted también parece que necesita descargar. – el sonrió pero empezó a guardársela, como vi que le costaba arrancarse, continué – perdone, pero no he podido evitar observar que no está circuncidado (yo sí que lo estoy), ¿no le molesta al bajar la piel? (era una pregunta tonta, pero necesitaba ganar tiempo y volver a la conversación),
- No, la verdad es que no.
- ¿Me permite verlo? A mí me operaron de pequeño y siempre he tenido curiosidad de saber cómo sería si no me lo hubieran hecho – Sabía que me estaba quedando muy forzado, pero no se me ocurría otra cosa, y así vería si se molestaba y cortaba la charla o se dejaba hacer, y para mi sorpresa se dejó hacer. Se giró hacia mí y la volvió a sacar, acercándomela a unos treinta centímetros, se bajó la piel un par de veces y me dijo:
- Lo ve, baja sin dificultad- y empujó el cuerpo un poco hacia delante
- con un poco de gel bajaría más fácil.
- La verdad es que si.- aquello ya no daba lugar a equívocos, así que me lancé. Alargando mi mano suavemente hacía su polla se la cogí suavemente y noté como un escalofrío recorrió su cuerpo, la apreté un poco y enseguida respondió tensándose.
- por qué no se quita la ropa, estará más cómodo. – Él me miró y me dijo que nunca se la había tocado un hombre, - no te preocupes, si no te gusta puedo parar.
- No, me está gustando.
En ese momento me abandoné al placer, me agaché y metí aquel pedazo de carne dura en mi boca, notando todas las venas hinchadas cuando las acariciaba mi lengua, empecé a lamer lentamente la punta, le bajé un poco la piel y recorrí con mi lengua todos los pliegues de su polla, la metí hasta el fondo, que tocara mi garganta. El encogió un poco las rodillas y con las manos me apretó la cabeza hasta que no podía más. Notaba como le temblaban las piernas, entonces la saqué de mi boca y me dediqué a lamerle los huevos, los tenía grandes, como si le colgaran bastante. Eso es algo que me gusta mucho, los huevos grandes y que cuelguen, para poder metérmelos en la boca y acariciarlos con mi lengua. Cuando los tuve dentro de la boca estiré un poco, eso pareció gustarle mucho, así que soltó una mano de mi cabeza y empezó a masturbarse mientras yo se los chupaba al tiempo que estiraba un poco de ellos como separándoselos del cuerpo. En la posición en que yo estaba tenía sus huevos en mi boca y su polla rozándome por encima de la nariz hasta mi frente. Noté que empezaba a acelerar el movimiento de su mano, con lo que pronto se correría en mi cara, estiré un poco mas de sus huevos con cuidado de no hacerle daño y lo mantuve así, hasta que sentí como unos chorros de leche caliente me inundaban la cara al tiempo que el gruñía y daba unos espasmos tremendos, fue muy abundante, como si llevara mucho tiempo sin correrse, sus chorros se estrellaron sobre mi cabeza y sobre mi frente hasta que empezaron a resbalar por toda mi cara. Pero el no paraba de meneársela, así que solté sus huevos y me la metí en la boca, pareció como si le pillara por sorpresa por que hizo ademán de separarse, pero con lo caliente que yo estaba quería disfrutar de aquella fuente de semen, así que le agarré bien por el culo con las dos manos y me la metí toda en la boca, pasé la lengua por aquella polla llena de semen hasta que no le quedó ni una gota que sacar, entonces lentamente se la solté, me puse en pie, el no sabía qué hacer, como si fuera novato, así que llevé su boca a mi pezón y le pedí que lo chupara, empezó suave pero como yo le achuchaba pronto empezó a morderlo más fuerte, ya casi no podía aguantar así que le pedí que apretara mas fuerte el pezón y cuando lo mordió un poco mas no pude aguantarme y entre espasmos y jadeos me corrí. Eché toda mi leche sobre él, algunos chorros fueron a parar a sus pantalones que no había llegado a quitarse del todo, el resto salió sobre su peluda barriga mientras yo lo apretaba contra mi cuerpo sin que él hubiera soltado mi pezón, poco a poco recobré la respiración y me separé un poco de él, como sentí que no se retiraba empecé a pasarle la mano por la barriga, restregando mi leche por su maravillosa panza, lo cual parecía gustarle. Pronto noté como se volvía a endurecer su aparato, así que esta vez decidí que se la iba a chupar hasta el final, me senté en el borde de la bañera y la fui lamiendo poco a poco hasta que la introduje en mi boca, tenía ese sabor dulzón del semen inundándome la boca, estaba muy caliente, la verdad es que era un hombre espectacular y lo tenía allí para mí solo, así que tenía que aprovecharlo. Succioné aquel pedazo de carne como si de ello dependiera mi vida, la acaricié con la lengua sacando todos los matices que podía darme, la saboreé como si fuera el mejor de los caramelos. Mientras tanto empecé a recorrer su culo con mis dedos, cuando noté el orificio trasero intenté meter un dedo, pero no pareció gustarle, me lo enjaboné un poco y lo volví a intentar, esta vez aunque opuso resistencia acabó cediendo. Poco a poco abrió las piernas y flexionó un poco las rodillas como intentando sentarse sobre el dedo que le estaba metiendo, se notaba que estaba en la gloria, y yo también. Con las dos manos sobre mi cabeza me la empezó a apretar como si tuviera miedo de que la fuera a sacar, le metí un poco más el dedo y fue entonces cuando volvió a correrse, esta vez dentro de mi boca, notaba los chorros de semen como iban saliendo de su polla y me llenaban la boca. Para ser la segunda corrida en pocos minutos parecía que me fuera a ahogar, no paraba de echar leche, y yo no paraba de recibirla en mi caliente boca, no la saqué hasta que noté que ya estaba otra vez flácida y sin una gota de leche que ofrecerme.
Me miró como avergonzado por lo que había pasado, así que le ofrecí cariñosamente que duchara conmigo, al principio intentó vestirse como si se sintiera culpable, pero al final cedió y nos duchamos los dos juntos. Cuando terminamos me dijo que tenía que irse y que volvería al día siguiente a arreglar el grifo, yo accedí encantado por que ya tenía una excusa para volver a verlo.